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Es como una montaña rusa.
Hay veces que estarás arriba, y otras abajo.
Pero mientras se va subiendo poco a poco, la adrenalina, la emoción de llegar a la cima, es lo máximo.
Se disfrutan los mínimos momentos.
Entonces, de bajada todo es rápido, no sientes lo mismo, es decir, la emoción se transforma en temor de salir del carril, del carrito en el que te transportas, y que todo salga fuera de control ¿no?

Me confieso, ahora soy una montaña rusa, espero que no se salga el carrito, ni que yo salga volando, ni todo salga fuera de control (claro que es parte de la atracción, el bajar, el subir).

Pero... aún con ese miedo de por medio, sigo teniendo la emoción, la adrenalina, y la sonrisa que me hace querer seguir subiendo, disfrutando cada momento en esta montaña rusa.